Las falúas de Aranjuez, una de las actividades de ocio que más le gustaban al Rey Fernando VI y a su esposa Bárbara de Braganza, era la de navegar por el rio Tajo, a su paso por esta bella localidad del sur de Madrid, en estas lujosas embarcaciones durante la primavera, y disfrutar así de todas las maravillas que ofrecen los jardines Reales durante esta época del año, por lo que decidieron crear en el Jardín del Príncipe un embarcadero desde donde botar sus barcas y un pabellón real para guardarlas que se conocería como la casa de Marinos.
Estas embarcaciones son de pequeño tamaño y normalmente suelen transportar como mucho a unas diez personas más una o dos personas como tripulación, y generalmente tenían una o dos velas triangulares, mas como las que usaban los reyes eran para su recreo por un rio, estas contaban con dos filas de remos, con tantos remeros como cupiesen en cada embarcación según su tamaño.
Las falúas de Aranjuez
Algunas de estas reliquias que aún se conservan en la localidad son la Falúa de Carlos IV que tenia trece metros de eslora y contaba con catorce remeros, la canoa de Alfonso XII que fue un obsequio de la ciudad de El Ferrol y que era mucho más pequeña, con cuatro remos, siendo el rey el que manejaba el timón o la de María Cristina de Borbón que tenia más de diez metros de eslora y contaba con varios remeros para su movimiento.
Todas estas magnificas embarcaciones se encuentran conservadas en perfecto estado en la casa de marinos que ha sido convertida en museo y en donde se exponen para el deleite de todos.